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Lope de Aguirre, la cólera de Dios

Retrato de Lope de Aguirre

Retrato de Lope de Aguirre | Fuente

Lope de Aguirre nació a principios del siglo XVI (1) en Oñate (Guipúzcoa) en el seno de una familia de hidalgos. Ambicioso por naturaleza, con poco más de veinte años partió hacia Perú en 1536 persiguiendo la gloria como conquistador. Allí participó sobre todo en las guerras civiles entre españoles. Era una época donde abundaban los levantamientos rebeldes contra los gobernadores y los enfrentamientos por el poder. Un escenario perfecto para Aguirre, que tenía fama de pendenciero, violento e imprevisible, además de insubordinado. Destaca su participación en una serie de batallas históricas, en ocasiones pasando de un bando a otro:

En la Batalla de las Salinas (1538) se enfrentaron los ejércitos de Gonzalo Pizarro y Diego de Almagro por el control de Cuzco. Los hombres de Pizarro (entre los que se encontraba Aguirre) salieron victoriosos y Almagro fue ejecutado.

Apoyando al virrey de Perú, Blasco Núñez Vela, Aguirre participó en diversas batallas entre 1544 y 1546 para implantar las Leyes Nuevas que dictaban la abolición de las encomiendas y suponían la libertad para los indígenas. Los sublevados, partidarios de perpetuar la encomienda, derrotaron a Núñez Vela. Aguirre huyó hacia Nicaragua, ya con el rango de Sargento Mayor.

Regresó del exilio y en 1553 participó en un complot para asesinar a Pedro de Hinojosa, gobernador y capitán general de la provincia de Charcas, que se oponía al levantamiento Sebastián de Castilla en favor de las encomiendas. Aguirre fue condenado a muerte por este crimen, aunque logró escapar de nuevo.

En 1554 Alonso de Alvarado (entonces Capitán General y Juez de Comisión) lo recluta para su ejército, que estaba combatiendo otra sublevación de los encomenderos. Durante la Batalla de Chuquinga Aguirre sufrió varias heridas que le dejarían secuelas: quedó cojo al recibir un disparo en su pie derecho y se quemó las manos al disparar un arcabuz (accidente que al parecer sucedía con frecuencia al utilizar ese arma).

En busca de El Dorado

Tras unos años de inactividad, Lope de Aguirre sería llamado a participar en una última aventura por la que es recordado hoy en día como una figura legendaria, en la que es seguramente la más célebre de todas las expediciones en busca de la ciudad mitológica de El Dorado.

Si algo caracterizó la conquista de América por los europeos, además del choque entre culturas y el debate en torno al trato hacia los nativos, fue la ambición de tantos exploradores y conquistadores, la fiebre del oro. Cristóbal Colón ya cruzó el Atlántico persiguiendo la fantasía de un reino abundante en riquezas. En los siglos posteriores surgieron todo tipo de leyendas sobre regiones imaginarias como El Dorado o las siete ciudades de Cíbola y Quivira (estas leyenda, de origen mucho más antiguo, en siglos anteriores se creía ubicada en la isla mitológica Antilla, y no pocos navíos portugueses cruzaron el mar en su búsqueda, muchos sin regresar). Viendo el interés que estas fábulas despertaban en los conquistadores y lo que éstos estaban dispuestos a hacer por encontrarlas, en ocasiones los indígenas contribuían a darles veracidad, cuando no las inventaban. Este tipo de empresas eran el caldo de cultivo para los aventureros más audaces y con menos escrúpulos, dispuestos a morir en el intento. A la postre, también los mas inconscientes.

En 1559 el virrey de Perú Andrés Hurtado de Mendoza organiza una expedición hacia el corazón del Amazonas en busca de El Dorado en la que se enrola Lope de Aguirre (que ya era conocido como «Aguirre el loco»), acompañado de su hija adolescente, Elvira. Lo más probable es que el objetivo principal de Hurtado de Mendoza al organizar esta partida fuese alejar de Perú a los soldados y mercenarios más problemáticos, empobrecidos y desempleados tras las guerras civiles. El liderazgo de la misión recayó sobre el navarro Pedro de Ursúa, un caballero de quien se dice que era la antítesis de Aguirre: de noble linaje, precedido por una notable reputación como conquistador, había ocupado cargos de responsabilidad en el gobierno de varias regiones.

Retrato de Pedro de Ursúa. Miniatura del siglo XVI

Retrato de Pedro de Ursúa. Miniatura del siglo XVI | Fuente

En 1560, una expedición compuesta por alrededor de 800 personas (de los cuales unos 300 eran españoles y el resto nativos y esclavos negros) se adentra en el río Marañón para dirigirse a la región de Omagua en el Amazonas peruano. La aventura dio signos de fracaso desde el principio: algunas embarcaciones se perdieron en el Amazonas, las provisiones se agotaban, las tribus de la ribera les atacaban… los miembros de la expedición comenzaron a acusar las malas condiciones del viaje y se amotinaron, solicitando regresar a Perú y cuestionando la existencia de El Dorado.

Ursúa ordenó seguir adelante y castigar a los rebeldes: hizo encadenar a un noble español y le obligó a remar junto a los esclavos. Además, mandó ejecutar a cuatro hombres por el asesinato de uno de los capitanes de barco. Muchos de los hombres consideraban que Ursúa no hacía otra cosa que disfrutar de la compañía de su amante, Inés de Atienza, quien le distraía de sus funciones. Los diferentes cronistas que después plasmaron por escrito lo sucedido (entre ellos, varios integrantes de la expedición) suelen coincidir en la influencia negativa que Atienza tenía sobre Ursúa, convirtiéndolo en un líder errático.

Fue entonces cuando Aguirre conspiró para acabar con él junto a un grupo de soldados marañones que le respaldaban (llamados así por el afluente del Amazonas donde comenzó todo). Ursúa no era ajeno a esta posibilidad, ya que antes de salir de Perú un amigo le había advertido por carta que muchas de las personas que formaban parte de la expedición podrían alzarse en su contra. Lo cuenta Pedro Simón en sus Noticias historiales:

De todas estas ocasiones la tomó un Pedro de Linasco, vecino de las Chachapoyas, grande amigo del Pedro de Ursua, y bien experimentado en jornadas y de gran conocimiento de muchos de los que iban en ésta, y de las ocasiones que lo suelen ser de alzamientos, para escribirle una carta en que le avisaba de las sospechas con que todos quedaban en el Perú, de muchos de los soldados que llevaba, que por ser gente facinerosa y bulliciosa le podrían ser de grandes inconvenientes, y aun por ventura causa de su muerte; y en especial se podía sospechar esto de Lorenzo de Salduendo, Lope de Aguirre, Juan Alonso de la Bandera, Cristóbal de Chávez, un don Martin y otros que también nombraba, diciendo que por diez ó doce hombres más ó menos no habia de dejar de proseguir su jornada y así le rogaba los echase de su compañía» (2)

Además, durante el viaje fue avisado de lo que se estaba maquinando a sus espaldas pero el cabecilla no prestó demasiada atención. Tras asesinar a Pedro de Ursúa el primer día de 1561, los sublevados deciden nombrar Gobernador a Fernando de Guzmán, justificando el magnicidio por el bien de la misión en una carta dirigida a Felipe II que firman todos. Después Aguirre incita a los soldados para olvidar el documento y declararse como traidores; ya no sólo buscan El Dorado, también se rebelan contra la corona española y aquellos que representen su autoridad en esa expedición. No todos están conformes, pero ascienden a Guzmán a Príncipe de la libertad de los reinos de Tierra Firme y provincias de Chile y Perú. Guzmán, en realidad, no es más que un gobernador de paja, un títere en manos de Aguirre pues a partir de ese momento es éste quien toma las decisiones. Así, va ejecutando a todo aquel que discute sus acciones, negándole a los condenados el derecho de confesión, algo que para los cristianos suponía la mas cruel de las formas de morir. Su mandato se forja con el terror, todas las regiones por donde pasa la expedición son saqueadas y bañadas de sangre, especialmente la isla Margarita. No hace distinciones, sin importar el cargo que ostenten; ejecuta a nobles, clérigos, soldados, esclavos y lugareños indígenas.

Itinerario seguido por Lope de Aguirre desde Santa Cruz de Capocovar, en Perú, (1560) hasta Barquisimeto en Venezuela (octubre de 1561). Mapa de la obra de Casto Fulgencio López, Lope de Aguirre el peregrino, apellidado el Tirano...

Itinerario seguido por Lope de Aguirre desde Santa Cruz de Capocovar, en Perú, (1560) hasta Barquisimeto en Venezuela (octubre de 1561). Mapa de la obra de Casto Fulgencio López Lope de Aguirre el Peregrino, apellidado el Tirano. Primer caudillo libertario de América. Historia de su vida hazañosa y de su muerte traidora (Caracas, 1947)  | Fuente

Entretanto ejecuta también a Fernando de Guzmán, que pretendía menoscabar su autoridad, y toma personalmente el poder. Se autoproclama Príncipe de Perú y escribe otra carta al monarca declarándole la guerra, un documento subversivo sin precedentes, en el que se dirige a su rey con un tono impertinente (aunque con lenguaje educado) renegando de la autoridad real en los territorios americanos:

Mira, mira, Rey español, que no seas cruel a tus vasallos, ni ingrato, pues estando tu padre y tú en los reinos de Castilla, sin ninguna zozobra, te han dado tus vasallos, a costa de su sangre y hacienda, tantos reinos y señoríos como estas partes tienen. Y mira, Rey y Señor, que no puedes llevar con título de Rey justo ningún interés destas partes donde no aventuraste nada, sin que primero los que en ello han trabajado sean gratificados.

Por cierto lo tengo que van pocos reyes al infierno, porque sois pocos; que si muchos fuésedes, ninguno podría ir al cielo, porque creo allá seríades peores que Lucifer, según teneis sed y hambre y ambición de hartaros de sangre humana; mas no me maravillo ni hago caso de vosotros […] Y pues, esclarecido Rey, no pedimos mercedes en Córdoba, ni en Valladolid, ni en toda España, que es tu patrimonio, duélete Señor, de alimentar los pobres cansados en los frutos y réditos desta tierra, y mira, Rey y Señor, que hay Dios para todos, igual justicia, premio, paraíso e infierno […] y en estas nos dé Dios gracia que podamos alcanzar con nuestras armas el precio que se nos debe, pues nos han negado lo que de derecho se nos debía.

Hijo de fieles vasallos en tierra vascongada, y rebelde hasta la muerte por tu ingratitud,

Lope de Aguirre, el Peregrino» (3)

En este punto los planes de Aguirre pasan por regresar a Perú e iniciar una sedición para conquistarla. Pero su aventura ha llegado demasiado lejos: como es lógico, el rey ha enviado un ejército para detenerle, la noticia de su rebelión se ha extendido por todos los pueblos y muchos de sus hombres desertan, temiendo las consecuencias de haber traicionado a la corona. Al llegar a Venezuela permite a sus hombres de confianza que le abandonen. Ya sin respaldo alguno, en un último acto de violencia mata a su hija Elvira para que no sufra ella también la venganza que está por venir. Los soldados del rey (acompañados por varios marañones renegados) lo abaten a disparos y descuartizan su cadáver, enviando diferentes partes de su cuerpo a varias ciudades para ser expuestas al público como aviso ejemplar de las consecuencias de una traición como la suya y para disuadir a posibles rebeldes de imitar sus acciones. Lo que quedó de su cuerpo fue echado de comer a los perros. Fue juzgado después de su muerte y declarado culpable de crímenes de lesa majestad.

En una primera etapa Aguirre se posicionó a favor de la abolición de la encomienda y la brutalidad de los conquistadores con los indígenas. Después responsabilizaría de ello a la corona española y a los gobernantes que designa, considerando que el rey no era el legítimo propietario de aquellos territorios, sino los conquistadores, que sin ninguna autoridad sobre ellos merecían gobernar bajo sus propias condiciones. El historiador vasco Segundo de Ispizua le consideraba el primer mártir de la independencia de América. Para Simón Bolívar, su carta dirigida a Felipe II constituye la primera declaración de independencia realizada en el continente americano. La mayoría, sin embargo, atribuye su carácter contradictorio a una creciente demencia que culminó en delirios de grandeza y considera que los objetivos de su crueldad siempre fueron arbitrarios, motivado por un complejo de inferioridad y una maldad innata. En definitiva, una de los mayores tiranos de nuestro pasado colonial.

De las crónicas que recogen esta historia la más importante fue escrita al año siguiente de los hechos por Francisco Vázquez (uno de los soldados que participó en la expedición y que desertó en la isla Margarita), titulada Relación de todo lo que sucedió en la jornada de Amagua y Dorado.

Lope de Aguirre en las representaciones culturales del siglo XX

Sobre la figura de Aguirre se han escrito tantas novelas como ensayos históricos. Su sanguinaria insurrección interesó especialmente a los autores del siglo XX, destacando las siguientes obras: Las inquietudes de Shanti Andía (Pío Baroja, 1911), Tirano Banderas (Ramón María del Valle-Inclán, 1926), El camino de El Dorado (Arturo Uslar Pietri, 1947) y sobre todo La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (Ramón J. Sender, 1964).

Su historia fue llevada al cine en Aguirre, la cólera de Dios (Werner Herzog, 1972) y El Dorado (Carlos Saura, 1988). También ha inspirado historias en el mundo del cómic, como Lope de Aguirre (escrito por Felipe Hernández Cava e ilustrado por Enrique Breccia, Federico del Barrio y Ricard Castells, 1989-1998) y El Dorado, el delirio de Lope de Aguirre (con guión de Carlos Albiac e ilustraciones de Alberto Breccia, 1992).

Klaus Kinski en la piel de Lope de Aguirre en la película de Wener Herzog

Lope de Aguirre interpretado por Klaus Kinski en la película de Wener Herzog | Fuente

Notas

1 Se desconoce con exactitud el año de su nacimiento. Se han aportado diversas posibilidades pero lo más aceptado es que nació entre 1511 y 1515.
2 SIMÓN, Pedro. Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias occidentales. Bogotá: Casa Editorial de Medarno Rivas, 1892, vol. 1, pp. 249-250. Disponible aquí.
3 Carta de Lope de Aguirre a Felipe II, rey de España. Versión adaptada al español moderno del original conservado en el Archivo de Indias. Disponible aquí.

Fuentes

BARAIBAR, Álvaro. Lope de Aguirre: la construcción de una imagen del poder. Alpha, 2011, nº 33, pp. 187-200. Disponible aquí.
BELTRÁN Y RÓZPIDE, Ricardo. La expedición de Ursúa al Dorado y la rebelión de Lope de Aguirre, por don Emiliano Jos. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2011. Disponible aquí.
GÓMEZ MANTILLA, Saúl. Lope de Aguirre: la visión del villano. Academia.edu. Disponible aquí.
MARCUS, Raymond. El mito literario de Lope de Aguirre en España y en Hispanoamérica. En: MAGIS, Carlos H. (coord.) Actas del Tercer Congreso Internacional de Hispanistas. México: El Colegio de México, 1970, pp. 581-592. Disponible aquí.
RUANO GUTIÉRREZ, Marina. Discurso del tirano Lope de Aguirre: Estudio comparativo de la carta a Felipe II de Lope de Aguirre con los textos de otros cronistas. Sincronía, 2003, nº 2. Disponible aquí.